miércoles, 22 de febrero de 2012

La República. Platón

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO.
A) GRADOS DEL CONOCIMIENTO.
Platón en su Teoría del Conocimiento distingue dos fases: 1ª La Doxa y 2ª la Episteme.
La Doxa es la mera opinión, mediante ella no podemos alcanzar ningún tipo de conocimiento inteligible, nos encontramos en el ámbito de la mera opinión. A su vez, la Doxa, tiene dos fases de conocimiento: 1º La Pistis y 2ª La Eikasia. Vamos a empezar de abajo hacia arriba.
La Eikasia tiene por objeto las imágenes y sombras y en segundo lugar conocemos los reflejos de las imágenes (en el agua, en los metales...). Estamos ante un conocimiento que puede llevarnos a que nos equivoquemos, a un conocimiento de lo opinable, en el que vemos reflejos.
Un nivel superior, se encuentra el conocimiento de la Pistis. En esta fase los objetos que contemplamos son reales, no sombras
En un grado superior tenemos el conocimiento de la Episteme. Es el conocimiento científico, el conocimiento inteligible. A su vez, este conocimiento, se divide, en dos fases: 1ª La Dianosa y 2ª La Noesis.
El conocimiento de la Dianosa, consiste en que si, por ejemplo, tratamos el alma, partimos de una serie de hipótesis, de lo que es el alma, que nos van a llevar a unas conclusiones que son ciertas. Incluye disciplinas como: la física, las matemáticas...
Por último, en el nivel superior, nos encontramos con el conocimiento del Nous o de la Noesis. En este caso, la persona ya no parte de hipótesis, sino de principios, intenta llegar a conocer en profundidad los primeros principios, estamos ante el mundo de la Filosofía, ante el conocimiento eminentemente filosófico.
Solo el conocimiento de la Episteme, es el conocimiento científico, y, en concreto, el conocimiento de la Nous, es el auténtico conocimiento, el conocimiento filosófico, mediante el cual conocemos el mundo de las ideas platónicas. Sin embargo, la mayoría de las personas se quedan en el conocimiento de la doxa. Sólo unos pocos, unos privilegiados (los sabios), logran superar esta barrera y pasar a la siguiente fase del conocimiento y llegar a conocer el Nous.
B) EL MUNDO DE LAS IDEAS.
Teoría del Alma y de la Reminiscencia: Platón creía que las almas se encontraban errantes antes de su encarcelamiento dentro del cuerpo y en ese caminar, conocieron el mundo de las ideas, pero al introducirse en el cuerpo, en un principio, olvidaron las idas, los primitivos conocimientos.
Dado que las cosas son imitaciones de las ideas, al ser percibidas por el alma, le ayudan a recordar el conocimiento que poseía con anterioridad, antes de que se encontrara prisionera por el cuerpo.
Para Platón los objetos cambian, pero, sin embargo, las ideas siempre son las mismas, están sustraídas a todo cambio. Platón distingue entre el mundo cambiante (mundo de la doxa) y el mundo permanente (verdadero), el mundo de la nous, el mundo de las ideas.
Las ideas son los prototipos del ser y los demás objetos singulares participan o imitan el mundo de las ideas.
Platón señala que la dialéctica lleva al conocimiento de las ideas o realidades primeras inteligibles, que existen antes de las cosas y separadamente de ellas y por las cuales las cosas son lo que son. Hay una belleza en sí por la que son bellos los objetos bellos; una bondad en sí por la que es bueno cuanto calificamos de tal, un hombre en sí en razón del cual son hombres todos los hombres y hasta una mesa en sí por la que son mesas todos los artefactos a los que aplicamos esta designación. Lo bueno y la bondad eran algo, puesto que tenían nombre; para Platón ese algo fue la idea.
El bien procura el conocimiento y la verdad, pero es superior a ambos; a la manera que el sol da a los objetos sensibles no sólo la posibilidad de ser vistos, son la generación, el medro y el sustento sin ser generación él mismo, así a los objetos inteligibles o ideas otorgan el Bien no sólo la posibilidad de ser conocido, sino la existencia y la esencia sin ser él esencia, algo superior a ella en majestad y poder.
Platón señala que el bien está en las ideas y en las cosas que se conforman con ellas y que en consecuencia se hacen aptas para desempeñar su función específica. El orden del Estado y su perfecta dirección estriban sólo en la aplicación de este principio al campo político: cuando cada cual realice en él el cometido que le es propio, se habrá cumplido el bien peculiar de la sociedad, que no es otra cosa que la justicia.
Como conclusión, podemos decir que su concepción supone el mantener una concepción autoritaria, totalitaria de la política, porque sólo unos pocos van a contemplar el mundo de la verdad, el mundo de las ideas. Esos pocos son los sabios filósofos, los magistrados, los que van a ostentar el poder. Podemos observar una concepción elitista de la política, antidemocrática, heredada de Sócrates.
ESTRATOS SOCIALES Y POLÍTICOS QUE COMPONEN LA POLIS.
Platón intenta describir cuales son los estratos sociales de la polis desde una concepción organista de la sociedad
Para intentar explicar esto, Platón expone un paralelismo entre el alma o partes del alma, y la ciudad o partes de la ciudad.
Así Platón señala que el alma humana, el alma en sentido individual, se compone de tres partes:
1. La parte racional, que es la que posibilita a algunas personas llegar a contemplar el mundo de las ideas. Corresponde a esta parte racional del alma una virtud, que es la sabiduría o la prudencia. Mediante ellas se desarrolla la parte racional del alma. Platón la ubica en la cabeza, en el cerebro, es la parte espiritual del cuerpo humano. Posteriormente el cristianismo va a seguir esta teoría.
2. La parte irascible, que se corresponde con los impulsos, las reacciones, y la virtud mediante la cual se desarrolla es la fortaleza o el coraje. Mediante esa fortaleza despreciamos los peligros. Platón atribuye esta parte del alma a los militares y guerreros y la ubica en el pecho.
3. La parte más innoble, que es la parte concubiscible porque ha de someterse totalmente a la razón. La virtud que la desarrolla es la templanza o moderación, que consiste, sobre todo, en la sumisión a la razón. Platón la ubica en el bajo vientre.
Lógicamente, todas estas virtudes, por si solas no son suficientes. Existe una virtud superior a todas ellas, que es la que proporciona armonía y equilibrio que es la justicia, que va a garantizar el que esas virtudes funcionen adecuadamente.
Platón traslada esta trilogía del alma a la polis, por lo que muchos autores, consideran que Platón concibe a la ciudad como un hombre en grande. Esta proyección social del alma humana va a dar lugar a las distintas clases sociales en las que se compone la ciudad, por lo que distingue:
1. El primer nivel lo tenemos en los magistrados o sabios filósofos que son los que gobiernan, dedicados al gobierno y a los tribunales, guiados por la virtud de la sabiduría. Han llegado a ser sabios porque han contemplado el mundo de las ideas. Se corresponde con la parte racional del alma.
2. El segundo nivel o estrato social serían los guardianes (militares) encargados de la defensa del ciudadano. Lógicamente, deberán cultivar la fortaleza como virtud esencial. Se corresponde con la parte irascible del alma.
3. En el tercer nivel tendríamos a los artesanos y campesinos que constituyen la clase económica de la polis que satisface las necesidades de las dos clases superiores. Platón despreciaba a estos campesinos y artesanos, a los que les corresponde la virtud de la moderación y la templanza, y que por lo tanto, se corresponde con la parte concubiscible del alma.
Acerca de la justicia, reza el subtítulo del tratado de "La República", y ése es el tema de la discusión inicial del mismo. Entendida primeramente la justicia como principio rector de las relaciones entre los hombres y causa, por tanto, del Estado, sostiene Trasímaco que no es otra cosa que el interés del más fuerte; Sócrates deriva luego la palabra hacia el concepto subjetivo, ordinario y moral de la justicia: temple, hábito y conducta de la persona humana. Aceptado esto, Trasímaco afirma que el hombre justo es víctima del injusto y que éste triunfa, por lo menos cuando su injusticia es total, como en el caso del tirano. Con esto se suscita el problema de la relación entre la justicia y la felicidad, que se extiende por todo el tratado. Tras refutar la doctrina de Trasímaco, Sócrates aúna los conceptos de la justicia considerada en el alma humana y en la sociedad mediante el principio de la función específica; la justicia consiste en que cada ser desempeñe la función que le es propia, y esto se aplica tanto a las partes del alma como a las clases de la ciudad. Y dice que los gobernantes filósofos corresponden a la razón de los individuos; los auxiliares, a su principio colérico; la clase de los artesanos a sus apetitos y pasiones. El hombre y el Estado serán clasificados en razón del predominio de cada uno de estos elementos: el individuo será feliz por la justicia, consistente en el imperio de la razón; la ciudad, por el mando de los mejores ciudadanos, los gobernantes filósofos.
LA FILOSOFÍA GENERAL. CONSIDERACION DE LA POLIS EN LA POLITICA, EN LA REPUBLICA.
CONSIDERACIÓN DE LA POLIS EN LA REPUBLICA.
Podemos decir que la República es en principio una aristocracia del espíritu, del saber. Es en este diálogo donde se consagra el principio pitagórico, que también lo asume Sócrates, "El saber legitima el poder", es decir, la confluencia de la filosofía con la política. En el mundo antiguo, y en la práctica, esta confluencia sólo se produce una vez en Roma, en el imperio romano, con el emperador Marco Aurelio. Marco Aurelio era un político muy hábil y además un filósofo estoico.
La ciudad de la República estaba configurada como una gerontocracia, en el sentido de que la ancianidad justificaba el saber, el saber era patrimonio de la ancianidad. Sin embargo, Aristóteles pensaba lo contrario.
Toda la República, en cuanto ideal político, o toda la filosofía política de la República, el postulado que inspira es la subordinación inflexible de las partes con respecto al todo, y, por consiguiente, la subordinación de todos los componentes de la polis al bien superior de la ciudad. Esto implica una excesiva reducción del mundo del individuo, el individuo carece de autonomía ante la polis. Esto también lo comparte Aristóteles, aunque de una forma menos excesiva, el cual decía "el todo es anterior a las partes".
Otro aspecto importante que plantea Platón es la división del trabajo, coordinando las distintas aptitudes personales para la satisfacción de las necesidades humanas. Este principio queda a su vez incluido en otro más general, el de la función específica. Labradores, albañiles, tejedores, zapateros, comerciantes...tienen forzosamente que ayudarse unos a otros con sus respectivas labores y productos. Todos ellos constituyen la ciudad original, primitiva y rudimentaria. Aumentadas las necesidades hay que aumentar también el número de las profesiones: la ciudad se agranda y se complica. Lo singular es que Platón, al explicar este desarrollo, no cree preciso establecer ninguna función pública hasta que, por el crecido número de habitantes y la insuficiencia del territorio, se siente la necesidad de atacar a los vecinos y la inseparable de defenderse de ellos. Entonces se crea la clase militar de los guardianes, de la que después ha de salir la de los gobernantes.
 Platón, en la línea de Sócrates, habla de que la ciudad está fundamentada en la naturaleza humana, en contraposición con algunos sofistas que creen que la polis es consecuencia de un convenio entre los hombres. Así, mientras que estos sofistas, adelantándose a las teorías modernas sobre el origen del Estado, el Estado tiene un origen contractualista, mientras que para Platón, Aristóteles y Sócrates la polis surge de la propia naturaleza humana.
 FORMAS DE GOBIERNO.
Platón a pesar de realizar una descripción de las distintas formas de gobierno, considera que sólo una es justa y legítima, que es la que describe a lo largo de este diálogo, "el gobierno de los sabios".
El gobierno de los sabios puede tener una doble modalidad:
-          Aristocracia: Cuando el conjunto de sabios gobiernan.
-          Monarquía: Cuando el poder se confía a una sola persona.
El resto de formas de gobierno son una corrupción de esta.
Platón elabora un sistema imaginando una evolución en que cuatro regímenes históricos fundamentales (timarquía, oligarquía, democracia y tiranía) van apareciendo uno tras otro, cada cual como degeneración del precedente. La timarquía (que es cuando el poder es usurpado por los guardianes, personas ambiciosas de poder, belicosas y orgullosas, avariciosos e hipócritas) nace de la corrupción de la aristocracia que el mejor sistema de gobierno.
A esta forma de gobierno le va a suceder otra forma peor, que es la oligarquía. Así una vez que estos guardianes avariciosos consiguen su objetivo, que no es otro que su enriquecimiento y orgullo, surge la oligarquía. Forma de gobierno en el que las personas que ostentan el poder son realmente avaros.
A continuación le sigue la democracia, que surge como consecuencia del excesivo enriquecimiento de los oligarcas. Se produce un desequilibrio importante entre éstos y el pueblo, que se rebela, surgiendo así el gobierno del pueblo, la democracia, inspirada en la igualdad total. El tipo humano que va a responder a este gobierno es la persona irreverente, que no respeta jerarquía alguna, al creerse en igualdad con todos. A este respecto Platón señala que "Si la democracia se entiende como forma del Estado en que el demo o pueblo es dueño de sí mismo, su concepción resulta irrealizable, absurda y ridícula; porque el que es dueño de sí mismo es también esclavo de sí mismo y con ello se hacen coincidir en un mismo ser dos posiciones distintas, opuestas e irreductibles. La distinción hecha por Rousseau entre la voluntad general y la voluntad de todos es algo que está en pugna con la mente de Platón, y por eso para él el argumento tiene entera fuerza. Ni en la ciudad ni en el individuo se ve voluntad general alguna, sino una diversidad de partes con impulsos y tendencias de muy diferente valor. Lo que caracteriza al régimen político, como al régimen del individuo, es la preponderancia de una parte determinada con su tendencia propia. La democracia no es, ni puede ser por tanto, el régimen en que el poder es ejercido por el pueblo ni por su mayoría, sino el predominio alterno, irregular y caprichoso de las distintas clases y tendencias: más que régimen, es una almáciga de regímenes en que todos brotan, crecen y se contrastan hasta que se impone alguno de ellos y la democracia desaparece. 
 Lo que separó definitivamente a Platón de sus conciudadanos en la esfera política fue la condena y muerte del propio Sócrates en el año 399. Sócrates compara la asamblea popular que ha de condenarle con un tribunal de niños ante el que un médico es acusado por un cocinero. Inculpa ésta a aquél por la dureza de sus tratamientos, el rigor de sus prescripciones y el mal sabor de sus pócimas y les pone en contraste la dulzura y variedad de los manjares que él prepara; en vano el médico alegará que todo el sufrimiento que él impone está enderezado a la salud de los niños mismos, pues el tribunal de estos no le hará caso y, diga lo que diga, tendrá que resignarse a la condena. Tal es la imagen que Platón se forma de la democracia y que persiste en La República: un demo menor de edad e insensato y unos demagogos que le arrastran a su capricho abusando de su incapacidad y falta de sentido.
También, en el diálogo de Sócrates con Georgias, Platón desarrolla el mismo argumento, cuando Sócrates le indica a Calicles, en relación con lo que él cree buenos políticos "... me citas a hombres (Pericles) hábiles en servir y satisfacer los deseos, pero no saben nada noble y bueno acerca de estas cosas; hombres que, si se da el caso, llenando y engordando los cuerpos de la gente (Pericles que estableciendo estipendios para los servicios públicos, volvió a los atenienses perezosos, cobardes, charlatanes y avariciosos) y recibiendo las alabanzas de ellos, terminarán por hacerles perder incluso sus antiguas carnes. Los perjudicados, a su vez, por ignorancia, no acusarán a los que les preparaban los festines de ser responsables de sus enfermedades y de la pérdida de su carne original. Al contrario, cuando pasado el tiempo aquel hartazgo venga a traerles la enfermedad, puesto que se produjo sin tener en cuenta la higiene, entonces culparán, vituperarán y aun dañarán, si pueden, a los que, por casualidad, estén a su lado y les den algún consejo, pero alabarán a los primeros, a los verdaderos culpables de sus males."
El ciclo constitucional se cierra con una forma de gobierno, que es la peor de todas, la tiranía como degeneración de la democracia. Así la democracia, al considerar a todos iguales, va a desembocar en desordenes. Para solventarlos (salvador de la patria, Pinochet), una persona audaz y con gran fuerza se encarama en el poder y asume la totalidad del poder político. Como características del tirano, se puede decir que es una persona violenta y sin freno. Así Platón define al tirano de la siguiente forma "el doble empeño del tirano de asegurarse al demo y acabar con sus propios enemigos; su crueldad e inexorabilidad para con éstos y su adulación de la multitud; el miedo que le acosa y la necesidad consiguiente de vivir siempre custodiado; la precisión de hacer la guerra por razones de política interior; su intolerancia de todo hombre de valía, animoso, prudente o simplemente rico; su soledad en un círculo de gentes ruines que le odian en el fondo de su ser; en fin la servidumbre del alma del tirano y, en consecuencia, la servidumbre del pueblo a que él domina, esclavo de sus propios esclavos". El retrato está hecho con rasgos tomados de Dionisio I de Siracusa.
Los excesos del tirano van a provocar reacciones de las masas, llegando el derrumbe de la tiranía, y cerrándose así, el ciclo constitucional.

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