domingo, 23 de agosto de 2020

Rebelión en la Granja, 1984 y el Movimiento 15 M

 

La casta política son los únicos que consumen sin producir. Son demasiado débiles para trabajar en el campo, demasiado intelectuales para mancharse las manos limpiando una granja. Sin embargo, son dueños y señores de la vida del resto de ciudadanos. Los hacen trabajar a cambio del mínimo necesario para vivir y lo demás se lo llevan ellos.

Los ciudadanos de toda ideología política, indignados por la explotación a la que eran sometidos y por los privilegios de la casta política, se rebelaron y salieron a la calle, rodearon el Congreso de los imputados y ocuparon las granjas de toda España con sus tiendas de campaña, intentando, sin mucho éxito, homogeneizar la indignación a través de reuniones asamblearias, en las que se podía escuchar:

  • "No nos representan".
  • "No es una crisis, es el sistema".
  • "Sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo".
  • "Los políticos nos mean, los medios de comunicación nos dicen que llueve".
  • "Entre capullos y gaviotas nos han tomado por idiotas".
  • "Esto no es cuestión de izquierdas y derechas, es cuestión de los de abajo contra los de arriba.

Hasta que un iluminado con un profundo sentido de justicia, un tal Karl Monedero, se apropió la voz de la indignación. Para evitar discusiones estériles que enfrentaban a unos y otros, la indignación de toda España la resumió en una consigna sencilla que todas las ovejas acampadas fueron capaces de aprender: "la casta política son los enemigos y el resto de ciudadanos son iguales". Sin embargo, una relación turbia con el régimen bolivariano, le obligó a dar un paso atrás y para no perjudicar al movimiento se alejó de la vorágine del aparato, convirtiéndose así en el ideólogo y mártir del 15 M. 

Un tal Iósif Coletas, sacrificándose como líder, asumió el mando, junto con otros camaradas más, que sirviéndose de la indignación de los ciudadanos organizaron un "partido político antisistema" (primera contradictio in terminis), con el objeto de acabar con el sistema desde dentro, con un pensamiento único aunque plural, llamado Podemismo, cuyo principio básico se podía resumir en una frase: 

“Todos somos iguales”

Crearon una bandera de color morado, para darle al movimiento revolucionario tintes republicanos, sin que los indignados monárquicos sospecharan esta deriva izquierdista de un movimiento originariamente apolítico, que al darse cuenta, no se sintieron representados, pasando a ser indignados sin causa y más tarde crimentales. También, crearon un himno titulado “Pobres de España”, que subraya la esperanza, la igualdad y la libertad de todos.

Instituyeron en la nueva sociedad cuatro mandamientos que guiarían el Podemismo y la vida en comunidad:

  1. No entregar la política del país a alguien que gaste 600.000 euros en un ático de lujo.
  2. Ningún podemista cobrará más de tres salarios mínimos españoles.
  3. Para tener una “Democracia Verdadera”, debe garantizarse la separación de poderes.
  4. Para acabar con la corrupción de la casta política, en el momento que a un podemista le abran juicio oral, dimisión inmediata.

Llegaron al Gobierno y los cambios fueron rápidos y sustanciales, las corbatas y los trajes fueron sustituidos por coletas y camisetas con lemas en defensa de la Okupación. 

Con el objeto de acabar con el machismo e impulsar la igualdad de género, la vieja lengua fue podemizada, aceptándose como validas expresiones del tipo: la portavoza del grupo parlamentario, los miembros y miembras del Congreso, los jóvenes y jóvenas, los Fuerzos y Cuerpas de Seguridad del Estado”, hijos, hijas e hijes, todos, todas, todes, surgiéndose así la neolengua, como pilar básico de la nueva sociedad modernizada. Se trataba de uno de los recursos que más explotaba el podemismo, pues a través de este proceso de planificación lingüística se creaban, adrede, nuevas palabras y suprimían otras con con tres claros objetivos:

1. Inculcar una manera de pensar concreta, orientada hacia la ideología política del Partido. 

2. Identificar de forma sencilla a los crimentales fascistas que utilizaban el masculino genérico en sus escritos o discursos. 

3. Además, ellos, al igual que Benjamin Lee Whorf, eran conscientes que la lengua condiciona la manera de pensar, por ello el siguiente paso en este proceso lingüístico consistía en la supresión de determinadas palabras, ya que si una palabra se suprime, el individuo no podrá pensar en un concepto que no existe. Y así comenzaron por suprimir el término "liberalismo". 

A pesar de que congresos internacionales de gran importancia para la economía del país, como el Movile Wold Congress, se cancelaron por miedo al contagio del virus Covid 19, para comprobar la fidelidad y adhesión al partido, el Ministerio del Amor organizó numerosas manifestaciones, como la del 8 de marzo (apropiándose del día de la mujer) donde se requería la participación activa de todos los miembros, gritando consignas favorables al partido, vociferando contra los supuestos traidores y dando suelta al más desaforado fanatismo: "El machismo es más peligroso y mata más que el coronavirus covid 19". La manifestación fue un foco de infección de tal magnitud que obligó al confinamiento de toda la nación, lo que a su vez aumentó la violencia contra las mujeres al verse confinadas con sus agresores

Con el objeto de conseguir mayor fidelidad al partido y eliminar la disidencia, se modificó el código penal y se introdujo el crimen de pensamiento. Todo aquél que tuviera un pensamiento contrario a los dogmas del partido era perseguido y condenado por crimental

El cuerpo de policía de la Guardia Civil, acusado de ser la policía del régimen de la casta política, fue purgado y pasó a denominarse Policía del Pensamiento. Con la excusa de luchar contra las fake news su cometido esencial consistía en minimizar la crítica contra el Gobierno en las redes sociales.  

Con el pretexto de hacer justicia a las víctimas de la guerra civil y la dictadura franquista, se creó el Ministerio de la Verdad el cual se dedicaba a manipular y destruir documentos históricos de todo tipo para conseguir que las evidencias del pasado coincidieran con la versión oficial de la historia mantenida por el partido. Al mismo tiempo, con el fin de garantizar la libertad de prensa, todos los medios de comunicación pasaron a depender del control público del Ministerio de la Verdad, logrando así el consenso manufacturado de la opinión pública, quien, sometida a una propaganda alineante que le impedía pensar críticamente, se dejaba dirigir por la intelligentsia gobernante.

Para poder gobernar, Iósif Coletas declaró que era beneficioso coaligarse con Benito Rufian, cuyos compinches acababan de dar un golpe de granja, apoyando la independencia de Cataluña, así como con los nazionalistas de Adolf Otegi.

Algunos de los camaradas que iniciaron el movimiento podemista, como un tal Trotski Errejón y una tal Bescansa Mólotov, fueron purgados, por tener un pensamiento más moderado o por no entender que un partido con proyección nacional apoyara algo tan insolidario con el resto de ciudadanos como era la independencia de una parte del país. Si apoyaban la independencia de la granja de Cataluña, bajo el supuesto derecho a decidir, ¿Qué harían cuando la granja de la Moraleja decidiera independizarse? ¿Quién pagaría las ayudas prometidas a los ciudadanos de las granjas mas pobres para que todos fueran iguales si se independizaban las granjas más ricas?

Tras la revolución, la vida continuaba con normalidad, aunque algunos podemistas se evadían de sus quehaceres, ya que como dueños del conocimiento y precursores de la revolución era normal que asumieran el liderazgo, reservándose los mejores puestos para ellos y su familia. De esta forma, el principio básico del movimiento podemista pasó a resumirse en: 

“Todos somos iguales, pero unos más iguales que otros”

El Ministerio de la Abundancia, como principal medida, propuso el Ingreso Mínimo Vital. Una renta universal destinada a los más pobres. No sabían muy bien de donde sacar el dinero para pagarlo, ya que las granjas del norte no estaban por la labor de perder sus privilegios para mantener a los ciudadanos de las granjas del sur, por lo que propusieron que lo pagaran los ricos: Google, Amazón, Appel, ..., pero como ello no fue posible, pues Estados Unidos amenazó a España con subir los aranceles a los productos españoles si subían los impuestos a sus empresas, finalmente subieron los impuestos a los proles cuyo lema era "Trabajaré más duro", que terminaron cobrando menos que los que percibían el ingreso mínimo vital y más pobres que los que cobraban la ayuda, pero felices por ser tan productivos. 

El poder empezó a subírsele a la cabeza, y la situación empeoró considerablemente. El resto de ciudadanos empezó a ser más pobre aún que antes de la revolución, pero seguían votándoles por algo que los podemistas conocían bien: la “percepción selectiva”, esto es, mecanismo que sirve para protegernos del dolor que produce una disonancia cognitiva (yo voté por él, no puede ser que lo esté haciendo mal) por lo que la mente solo se fija en los aspectos positivos y nunca en los negativos.

Iósif Coletas llegó a prohibir que los ciudadanos cantaran la canción que tanto les gustaba "Pobres de España" así como las manifestaciones, que ya solo se podían hacer desde el balcón de tu casa, argumentando que esto solo funcionaba en tiempos de revolución. El que no tuviera balcón podía golpear una cacerola en el salón o en la cocina, siempre y cuando tu vecino no fuera podemista, pues en este caso, era considerado como un escrache de la ultra derecha y no jarabe democrático como en tiempos pasados.

Con el tiempo transformaron el régimen en una república, Iósif Coletas, el único candidato al cargo, fue elegido. El coste del mantenimiento de la jefatura de estado de la república pasó a ser 228 millones de euros, frente a los 8 millones que costaba la monarquía. Pero eso sí, los ciudadanos podían elegir democráticamente a su jefe de estado en elecciones periódicas que tenían un coste de 140 millones de euros cada cuatro años. Posteriormente, modificaron la Constitución para que el mandato no estuviera limitado a cuatro años y pudiera ser vitalicio.

Un día, las ovejas quedaron sorprendidas, pues cuando fueron a leer los estatutos del partido, los cuatro principios básicos decían:

  1. No entregar la política del país a alguien que gaste 600.000 euros en un ático de lujo, aunque no importa si es un chalet en una urbanización.
  2. Ningún podemista cobrará más de doce salarios mínimos españoles
  3. Para tener una "Democracia Verdadera", debe garantizarse el control de los poderes
  4. Para acabar con la corrupción de la casta política, en el momento que a un podemista lo procesen y finalice el juicio oral en el Tribunal Supremo, con una sentencia firme, el partido someterá a las bases consulta popular sobre la posible dimisión.

Iósif Coletas ganó características de la casta política, haciéndose tan corrupto como los antiguos inquilinos del Congreso de los imputados.

“No había duda de la transformación ocurrida en las caras de los cerdos: los demás animales asombrados, veían en el cerdo a un hombre, en el hombre a un cerdo y en el cerdo a un hombre de nuevo; pero ahora era imposible distinguir quién era hombre o quién cerdo”. Y así finaliza Rebelión en la granja de George Orwell. 

George Orwell, luchó en la Guerra Civil española en el bando republicano convencido de la idea de "matar fascistas porque alguien debe hacerlo". "Cada línea en serio que he escrito desde 1936, ha sido escrita, directa o indirectamente, contra el totalitarismo y a favor del socialismo democrático como yo le entiendo" escribió en 1946.

 





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